Los hermanos Collyer se hicieron famosos por sus excentricidades, su afán de recolectar (que no coleccionar!) objetos y porqué vivieron sus últimos años encerrados en un mundo que se derrumbaba: un verdadero mito en el Nueva York de los años 40. Doctorow (entrevista en El País, muy recomendable) nos explica la historia de Homer y Langley con dulzura y criticismo, retratando un Nueva York a través de los ojos de Homer: ciego desde los 16 años.
Una fantástica narración teatral sin cambio de escenario en toda la obra: una casa de quinta avenida perteneciente a una muy buena familia americana. Sin embargo todo lo que ocurre en NY se adentra en la mansión, y todo lo que ocurre a lo largo del s.XX en el mundo, tiene su repercusión en NY.
Doctorow nos conduce a través de todo un siglo (distorsionando algunos hechos) sin salir de una casa de quinta avenida a través de la visión de un ciego. El resultado: una novela que vale la pena por su dificil catalogación ya que es difícil de decir de qué trata y escribiendo estas lineas aún me doy más cuenta de su complejidad de contenido y de su fácil lectura. Me ha gustado cómo E.L. Doctorow se ve a si mismo:
"La gente dice que escribo novelas políticas, que escribo novelas sobre el pasado, que uso técnicas posmodernas, que juego con los géneros literarios, que mis libros ocurren en Nueva York y que tienen personajes judíos... Así que soy un novelista político-histórico-posmoderno-de género-neoyorquino-judío. No sé, yo rechazo toda etiqueta que se le ponga al sustantivo novelista. Creo que usted estará de acuerdo conmigo: el novelista es alguien que acoge el mundo entero".
Una fantástica narración teatral sin cambio de escenario en toda la obra: una casa de quinta avenida perteneciente a una muy buena familia americana. Sin embargo todo lo que ocurre en NY se adentra en la mansión, y todo lo que ocurre a lo largo del s.XX en el mundo, tiene su repercusión en NY.
Doctorow nos conduce a través de todo un siglo (distorsionando algunos hechos) sin salir de una casa de quinta avenida a través de la visión de un ciego. El resultado: una novela que vale la pena por su dificil catalogación ya que es difícil de decir de qué trata y escribiendo estas lineas aún me doy más cuenta de su complejidad de contenido y de su fácil lectura. Me ha gustado cómo E.L. Doctorow se ve a si mismo:
"La gente dice que escribo novelas políticas, que escribo novelas sobre el pasado, que uso técnicas posmodernas, que juego con los géneros literarios, que mis libros ocurren en Nueva York y que tienen personajes judíos... Así que soy un novelista político-histórico-posmoderno-de género-neoyorquino-judío. No sé, yo rechazo toda etiqueta que se le ponga al sustantivo novelista. Creo que usted estará de acuerdo conmigo: el novelista es alguien que acoge el mundo entero".